Sergio Pitol (1933-2018). In memoriam

Sergio Pitol ha muerto en Xalapa (Veracruz, México) a poco de haber cumplido los 85. Viajero, escritor, y autor de Trilogía de la memoria, la primera señal que tuve de la existencia de Pitol y de su obra fue a través de una de sus muchas y espléndidas traducciones: en concreto de unos cuentos de Virginia Woolf que él hacía revivir milagrosamente y resonar en el idioma de Cervantes. Me pregunté de quién era esa voz, y hoy sigo haciéndolo: en el camino he aprendido algo sobre la literatura y mucho sobre la vida y sobre mí mismo (aunque para bien o para mal esto lo olvido constantemente). Y es que es de esos raros escritores realmente abiertos, que, sutil, te empujan hacia ti mismo, que te invisten con lo mejor de la existencia (la tolerancia y por qué no decirlo, el amor y la bondad) y cargan tu mochila con esas esencias liberadoras. Pitol acierta trate de lo que trate: libros, ciudades, gestos, citas, pequeñas historias significativas, en un permanente zigzageo entre los géneros, yendo y viniendo siempre, como la vida, en un flujo continuo y amable. En esto lo asocio también a Enrique Vila-Matas. Lo dijo en El Arte de la fuga con palabras de Marguerite Duras: “La escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, excepto eso, la vida”.

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