ELIE WIESEL (1928-2016). IN MEMORIAM

En el breve margen de tres días han muerto otros tantos grandes escritores: Geoffrey Hill el jueves 30, Yves Bonnefoy el viernes 1, y ayer, sábado 2, falleció en el Upper East Side Elie Wiesel. Esto es lo que Steiner llama en su último libro “un largo sábado”. Me pregunto si Wiesel se habría trasladado a Nueva York por miedo a lo que pueda pasar en Europa en un plazo corto o medio. Quiero reproducir aquí como homenaje unas palabras significativas de su relato de la Shoah: “Ya era de día cuando desperté. Y entonces recordé que tenía un padre. Durante la alerta había seguido la avalancha sin acordarme de él. Sabía que estaba agotado, al borde de la agonía, y sin embargo lo había abandonado. Fui en su búsqueda. Pero en ese momento surgió en mí el pensamiento: “¡Y si no lo encuentro! Si pudiera desembarazarme de ese peso muerto, para poder luchar con todas mis fuerzas por mi propia supervivencia, ocuparme solo de mí mismo. Enseguida sentí vergüenza, para toda la vida, de mí mismo”. (La noche). Yo leo estas palabras también en otro plano.

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